El Dogo Guatemalteco es la única raza canina originaria de Centroamérica, del fruto de una mezcla “natural” de razas que se asentó en Guatemala hacia finales del siglo XIX. Aunque durante décadas se le conoció como “Bull Terrier Guatemalteco”, la historia nos dice que hoy su identidad se articula en torno a un linaje constituido básicamente por cruces de Bull Terrier Inglés de talla grande, Dálmata y un aporte menor de Bóxer, pero esto no fue comprobado en su momento y tampoco hay registros de estos cruces, en mi opinión, es más suposición por la morfología y la estructura de los perros. Gracias al trabajo inicial de familias criadoras pioneras y al posterior trabajo de reconocimiento oficial, hoy esta raza se distingue por su físico atlético, temperamento equilibrado y vocación de guardián. Este temperamento se ha visto comprometido por crianza mal enfocada o enfocada únicamente a los shows de belleza. A continuación, profundizaremos en cada eslabón de su historia y cómo éstos forjaron al verdadero Dogo Guatemalteco que conocemos hoy.
1. Raíces genéticas: cruces originales (Bóxer, Dálmata, Bull Terrier Inglés de talla grande)
El componente principal del Dogo Guatemalteco proviene del Bull Terrier Inglés de talla grande, que aportó la robustez, la fuerza de mandíbula y un fuerte instinto de coraje; además de un carácter muy resistente a la tensión física. Al Bull Terrier Inglés se le añadió un porcentaje de Dálmata, cuyo rol fue moderar la agresividad y conferir cierta agilidad, resistencia y resistencia pulmonar gracias a su estructura atlética. Finalmente, un pequeño aporte de Bóxer sirvió para afinar la musculatura y mejorar la capacidad de trabajo continuo. Estas son suposiciones por la observancia de la morfología de los perros, ya que no hay registros de estos cruces. A continuación detallamos lo que a nuestra opinión fue lo que le aportaron al Dogo Guatemalteco
Bull Terrier Inglés: originalmente perros de carácter enérgico y valiente, utilizados en peleas (prohibidas después) y, al mismo tiempo, en tareas de caza. Su cráneo amplio y hocico corto se traduce en una mordida fuerte, característica que hoy en día se valora para un perro guardián.
Dálmata: perros de contextura más esbelta y resistencia cardiovascular notable. Su inclusión en el linaje otorgó al Dogo Guatemalteco una mayor capacidad de movimiento y tolerancia al ejercicio prolongado.
Bóxer: conocido por su desempeño como perro militar y de trabajo en Europa, aportó músculo adicional, una estructura ósea más sólida y un temperamento balanceado que previno excesos de agresividad. La impronta del Bóxer se observa en el pecho profundo, costillas bien arqueadas y extremidades robustas
En conjunto, esta combinación al azar—aunque luego seleccionada por criadores locales—dio como resultado un perro de talla mediana a grande (machos de 54–60 cm de altura, hembras de 52–58 cm), de pelaje corto (predominantemente blanco, con posibles manchas negras o café en el rostro únicamente), y un cuerpo más largo que alto (conformación longilínea)
2. Los primeros criaderos
A finales de 1800 ya existían perros que exhibían rasgos similares a los actuales Dogos Guatemaltecos, como evidencian las fotografías de 1890, tomadas en la Plaza de Toros de la Ciudad de Guatemala, sin embargo, la historia nos cuenta que alrededor de 1910, con la familia Gerardi, fue cuando se empezó a consolidar un linaje más homogéneo. Los Gerardi criaban estos ejemplares sin un registro formal, pero se sabe que documentaban pedigríes familiares de forma artesanal, asegurando que se transmitieran cualidades de guardia y resistencia a las camadas sucesivas.
En la década de 1930, la familia Gallusser asumió un papel clave: no solo guardó las fotografías históricas de Gallusser (que datan de 1933 en la Finca Las Trochas, en la actual Zona 14 de la Ciudad de Guatemala), sino que comenzó a intercambiar ejemplares entre departamentos como Escuintla, Suchitepéquez y la capital. Este comercio interno fue crucial para mantener una base genética más amplia y evitar consanguinidad excesiva, al tiempo que reforzaba el carácter desconfiado hacia extraños y la vocación de guardián.
Gracias al trabajo de ambos criaderos, se sentaron las pautas de tipo funcional que hoy forman la tipicidad del Dogo Guatemalteco, que aún necesita trabajo en la homogeneidad, pero es un perro extraordinario, un perro robusto, de pecho profundo, grupa fuerte y extremidades bien aplomadas, con un temperamento equilibrado (valiente con extraños, pero dócil en el entorno familiar).
3. Rol funcional del Dogo Guatemalteco
Guardia de haciendas y fincas: Familia Gerardi y Gallusser utilizaban ejemplares para resguardar sembradíos y proteger a sus habitantes de ladrones o animales salvajes, aprovechando su tamaño y coraje.
Protección de familias urbanas: A partir de 1950, la tenencia se trasladó a entornos familiares en la capital, donde se valoró la estabilidad emocional del Dogo—leal con su familia y desconfiado con extraños—para resguardar hogares y negocios.
Perros de trabajo especializados: Recientemente comenzaron a entrenarse para tareas específicas de guardia y protección, incorporando obediencia avanzada, control de mordida y entreno en modo de defensa y no en modo de presa (Esto se explicará en un artículos dedicados a este tema). Hoy en día, los Dogos Guatemaltecos de Custodi Canum, por ejemplo, pasan por un riguroso programa de selección y entrenamiento para desarrollar su potencial físico y mental, convirtiéndose en auténticos perros funcionales, más allá de la simple exhibición en exposiciones caninas, por eso hemos creado COLLEGIUM, para llevar al límite más alto el potencial de los perros.
Esta evolución demuestra que, aunque el Dogo Guatemalteco pueda participar en certámenes de belleza, su verdadera razón de ser siempre ha sido proteger y servir. El énfasis en la utilidad (resistencia, capacidad de guardia, obediencia) sobre el aspecto meramente estético es el objetivo de todos nuestros programas.
4. Importancia del reconocimiento por FCI (Sección 2.1)
Lo más importante es tener perros funcionales y homogéneos, pero es de suma importancia obtener el reconocimiento internacional de nuestra raza por FCI, para poder llevar esta maravillosa raza a todas las partes del mundo, el proceso de reconocimiento es largo y conlleva muchos requisitos, pero beneficiarán no solo a nuestra raza sino a los que nos dedicamos a mejorarla, te comparto 5 beneficios:
🏅 1. Estándar oficial
El reconocimiento FCI establece un estándar internacional claro sobre cómo debe ser la raza (estructura, carácter, salud, movimiento). Esto evita que se diluya la esencia original del perro con cruzas inadecuadas o sin criterio.
🌍 2. Reconocimiento global
Al estar reconocida por la FCI, la raza es aceptada y puede competir en eventos oficiales en más de 100 países miembros. Esto abre puertas para exportaciones, participación en exposiciones y homologación de títulos a nivel internacional.
📜 3. Registro oficial de pedigrí internacional
Los perros registrados en clubes afiliados a la FCI tienen pedigrí reconocido internacionalmente, lo que garantiza trazabilidad, autenticidad y transparencia en la genealogía. Esto respalda la seriedad de la crianza y de las crías.
🧬 4. Mejora de la salud y la genética
Con un estándar formal y pruebas exigidas (como displasia, temperamento, ADN), la cría se orienta hacia la mejora constante de la raza en salud, carácter y funcionalidad. Evita la cría irresponsable o basada solo en estética.
💼 5. Valor comercial y de marca
El reconocimiento FCI aumenta el prestigio y el valor de la raza y de los ejemplares registrados. Permite ofrecer perros de mayor calidad y mejor posicionamiento internacional, y fortalece la imagen de criadores del Dogo Guatemalteco.
